Nos entristece profundamente el naufragio de un barco pesquero que transportaba migrantes irregulares frente a las costas de Grecia el 14 de junio, que causó la pérdida de numerosas vidas, entre ellas las de niños y mujeres. Transmitimos nuestras condolencias a los familiares de quienes perdieron la vida y deseamos una pronta recuperación a los heridos.

Esta tragedia en la geografía mediterránea no será ni la primera ni la última. No es posible prevenir este tipo de catástrofes sin eliminar las causas de la inmigración irregular. Las soluciones contrarias sólo aumentarán el sufrimiento de los migrantes y solicitantes de asilo y las muertes en el mar.

Mejorar las condiciones de vida de los refugiados y solicitantes de asilo y encontrar soluciones permanentes a sus problemas es una responsabilidad común de todos nosotros. Este trágico incidente ha demostrado una vez más la obligación de la comunidad internacional de encontrar urgentemente una solución a este problema.

A medida que se acerca el 20 de junio, Día Mundial de los Refugiados, volvemos a hacer un llamamiento a la comunidad internacional para que comparta la responsabilidad y la carga de forma equitativa y trabaje conjuntamente para eliminar los problemas que se encuentran en la raíz de los movimientos migratorios en nuestra región.